Le quiero dedicar este articulo publicado en ABC el 6 de marzo de 2013, dos días antes del Día Internacional de la Mujer y escrito por el maestro Don Antonio Burgos a la señora Bibiana Aido, que fue ministra de Igualdad en el gobierno de Rodríguez Zapatero. Lo hago como bienvenida a España después de su etapa de trabajo (conseguido por los méritos acumulados en su vida laboral) en la O.N.U.
Machismo
bueno, machismo malo
Mis conocimientos de Medicina son
absolutamente agrícolas: no entiendo ni papa. Por lo que no sé si mis
torpes ideas sobre la materia son acertadas o erróneas. Verbigracia, lo
que dicen que hay un colesterol bueno, simpatiquísimo, extraordinaria
persona, y, frente a él, un colesterol malo, malísimo, muy mala gente.
Un sieso. Un colesterol hijolagramputa, del que hay que tener muchísimo
cuidado, porque como pueda, te la clava. Cuando oía lo del colesterol
bueno y del colesterol malo pensaba hasta ahora que debían de ser como
el poli bueno y el poli malo en los interrogatorios de las pelis de
crímenes. Pero los últimos acontecimientos sobre la femenina condición
me llevan a mejor comparación: el colesterol bueno y el colesterol malo
son como el machismo bueno y el machismo malo. Creía el común de los
mortales que hasta ahora sólo había un machismo. Eso será en el mundo,
por ahí lejos. Pero en España, que siempre es diferente, no ocurre así.
En España, al igual que existe el tinto de Rueda y el blanco de Rueda,
el lomo de Guijuelo y la caña de lomo de Guijuelo o el mantecado de
Estepa y el polvorón de Estepa, tenemos el machismo bueno y el machismo
malo.
Hay un machismo malo, malísimo: el machismo
de derechas, facha, reaccionario, rancio. Por ejemplo, el alcalde de
Valladolid hace una comparación estética sobre determinada señora del
partido de su oposición y en tropel, en tromba, se le echa encima la
carga del Séptimo de Caballería del feminismo militante, que le pide
poco menos que la cadena perpetua, y le insultan en la barra libre
anónima e impune de esos vertederos de basura llamados redes sociales,
así como en perfecto tertulianés por radio y televisión. Ese machismo
merece la inmediata reprobación social de las profesionales del
feminismo, como Elena Valenciano, Susana Díaz o Soraya Rodríguez, cuando
no la pira en la plaza pública, pues es herejía que persigue de oficio,
de Santo Oficio, la Inquisición de lo políticamente correcto.
Y frente a ese machismo que debe ser
erradicado de la faz de la tierra española, existe otro: el machismo
bueno, el saludable, que expresa siempre una voluntad de modernidad, de
progreso y de por aquí te quiero ver. Es el machismo de izquierdas,
progresista, solidario, sostenible y todas esas cosas; que no merece tal
nombre, pues es simplemente dialéctica política contra el adversario.
Que las tías de derechas no sean tan carcas y tan cavernícolas, joé, que
se tienen más que merecidos los ataques del machismo de izquierdas.
Cuando le rascan a un tío del PSOE o de IU y le sale el machista que
lleva dentro, como es un machismo de izquierdas y progresista, silencio
en las redes sociales, y Elena Valenciano, y Bibiana Aido, y Carmen
Chacón, y la otra y la de la garlopa, de Belinda. No Passsa Nada. Cuando
un consejero socialista de la Junta, Emilio de Llera, dice que la jueza
Alaya lleva varios procesos y sigue tan guapa, silencio. Cuando el
mismo machista de izquierdas dice que en Educación está "la de las tetas
gordas", silencio. Y cuando un paniaguado aparatista del PSOE dice en
Huelva que la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, estaría mejor en su
pueblo, en San Juan del Puerto, haciendo punto de cruz, pues silencio.
¿Se imaginan que alguien del PP mandara a Elena Valenciano a hacer
encaje de bolillos, que es lo que suele dentro de su descuajaringado
partido? Y digo encaje de bolillos porque el punto de Fátima Báñez es de
cruz, y no hay derecho. Esto es lo que no me cuadra: que el machista de
izquierdas de turno, ante el habitual silencio de las feministas
profesionales, haya mandado a la ministra a hacer punto de cruz,
precisamente de cruz, habiendo vainicas. ¿Pero no estamos en un Estado
Laico?
Fuente: ABC
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