sábado, 31 de agosto de 2013

Erre que erre

El comunismo en general y el Andaluz en particular  no dejan de pensar y soñar que aún pueden ganar una guerra perdida, la Guerra Civil Española. Y digo perdida no porque la perdieran ellos en el campo de batalla, sino que la perdimos todos cuando comenzó, mejor dicho antes de comenzar.
Casi todos los combatientes en ella han dado por zanjada la historiador han querido avanzar en la llamada Reconciliación Nacional, desde la parte de la derecha  a la izquierda con una excepción general, los comunisitas.
Quizás su revanchismo y rencor se deban a que ellos jamas persiguieron como otros una democracia para España (datos y documentos los hay a centenares que corroboran esto), ellos perseguían ser un satélite de la extinta URSS y es por eso que jamas lo superaran.
Y menos aún teniendo algo de Poder político, como es el caso en Andalucía donde los comunistas "enmascarados" en una coalición de izquierdas, IU no paran de trabajar (lo que NO hacen para sacar a Andalucía de ser la peor región de la UE a nivel económico y laboral) para intentar ganar la Guerra Civil. Lo último volver a dar una vuelta mas de tuerca a algo ya asumido, la llamada Memoria Histórica, la cual todos sabemos que en verdad es una desmemoria histórica en realidad.

Fuente: El Mundo 30-08-2013 LA CRUZ DEL SUR. Autor: José Antonio Gómez Marín

Erre que Erre

La Junta ha tenido la peregrina idea de promulgar una ley reforzando los mecanismos de la que ya funciona respecto a la llamada “memoria histórica”. Va a ser una ley punitiva, en la que lo primero que se va a hacer es detallar un censo de títulos y símbolos políticos que, procedentes del franquismo, quedan aún quedan dispersos por ahí. Da la impresión de que lo que pretende esa “memoria histórica” es precisamente la amnesia, el olvido definitivo de un periodo importante de nuestro pasado en el que se cometieron barbaridades, como en toda guerra civil y en toda postguerra, lo que en cierto modo supone una amputación al recuerdo que poco ha de beneficiar nuestra cultura colectiva. Una de las cosas que llaman la atención al viajero que pasea por Londres es ver en pleno entorno del Parlamento más viejo de Europa la estatua triunfante del regicida Cronwell (Oliver, no Thomas) desafiando al tiempo y a una opinión tan monárquica como es la británica. En la Rusia de Putin y de las mafias, las estatuas de Lenin siguen en pie como presidiendo la merienda de negros perpetrada por la nueva oligarquía y en Georgia aún pueden encontrarse las de Stalin, pero en España, parece que se ha decidido amputar un periodo histórico como quien le hace la lobotomía al cerebro colectivo. ¿A qué viene insistir en esa persecución inútil, con la que está cayendo, cómo multar –¡encima!– a los pobres Ayuntamientos arruinados y cuál es la razón por la que esta batallita haya de entertenernos frente a la peor crisis que hayamos vivido nunca? Hay no poca gente viviendo de este nuevo cuento del alfajor que consiste en alancear al moro muerto, ésa es la explicación real de tanto celo depurador. Parece que no vamos a librarnos nunca de los comisarios políticos.
No querer enterrar la guerra civil equivale a que nuestros padres se hubieran cerrado en banda a liquidar la memoria de la guerra de Cuba o quizá la de las guerras carlistas, y defender esto no implica en modo alguno connivencia con un bando ni con el otro, al menos entre quienes hemos vivido obsesivamente –cuando era peligroso, no ahora, claro– el proyecto de una España sin bandos. Pero hay, por lo que se ve, quien se aferra al tema en el que encuentra nada menos que un empleo en este país de parados. Hay que asumir la Historia y ello exige eliminar toda visión maniquea. Dejad que los muertos entierren a sus muertos… No hace cuarenta años, pero hoy día resulta del todo apropiado este consejo evangélico.

miércoles, 28 de agosto de 2013

¿Peligro islámico?


El autor considera que puede y debe preocuparnos la existencia de un islam cada vez más intolerante. Estima que los musulmanes que viven en Occidente deben aceptar todas sus libertades políticas y morales.
Fuente: El Mundo 26/08/2013 TRIBUNA. Autor: Luis Antonio de Villena

¿Peligro islámico?

Cuando comenzaron las revueltas de las mal llamadas «primaveras árabes», cuyo origen era razonable y justo, pocos previeron que en las actuales circunstancias de los países arabo-musulmanes, las democracias a lo occidental eran prácticamente inviables. Entre otras razones (que no son pocas) por falta de tradición, dicho de otro modo, de cultura democrática y familiaridad con los «derechos del hombre». Los políticos europeos de turno dieron, una vez más, pruebas de miedo, ligereza, ignorancia o todo junto, al no darse cuenta (como dije otro día) de los «inviernos islámicos» que vendrían a continuación. Naturalmente es lógico que se quiera deponer a dictadores clásicos como Mubarak o Ben Ali (o al estrafalario Gadafi) malos para sus pueblos pero relativamente cómodos para Occidente… Claro que era lógico deponer a esos tiranosaurios pero ¿qué vendría después? Nuestros ingenuos líderes –bastante sandios– no lo dudaron: la democracia. No sabían de qué hablaban.
Todos estos países (incluidos Siria e Irak, de diferente modo, tan castigados) sufrieron, desde la caída del Imperio Otomano en 1919, diversas formas de regímenes coloniales, liderados por Gran Bretaña y Francia. Esos regímenes –nada democráticos, por cierto– crearon unas élites occidentalizadas y dejaron a la mayoría de la población en la pobreza. Cuando se fueron, tras la Segunda Guerra Mundial, los occidentales no habían hecho nada especialmente brillante, pero dejaron el poder en manos de líderes independentistas (educados en Londres o París) que tras la anhelada independencia se erigieron a sí mismos en dictadores clásicos, y a sus partidos «revolucionarios», en partidos únicos. Recordemos a Bourghiba en Túnez. Cada media hora la televisión oficial ponía fragmentos de discursos e imágenes del insustituible «padre de la patria». Quienes habían colaborado con la colonia o habían estudiado en la antigua metrópoli tenían buenos puestos asegurados con tal de que juraran fidelidad al partido y al líder. Hablaban, sobre todo, en francés o en inglés y eran laicos. La mayoría popular hablaba (habla) en árabe y son musulmanes, al principio en verdad moderados (el islam ha conocido en su historia muchos momentos de moderación), pero después del 11-S y de las guerras de Afganistán e Irak –sin duda perdidas por EEUU y sus aliados– cada vez más integrista y extremado. Y este islam enrabietado con Occidente o con quienes se supone que colaboran o colaboraron con los occidentales es el que hoy predomina en los países arabo-musulmanes, incluidos nuestros vecinos mediterráneos.
Huyendo del colonialismo, la gente ha querido buscar sus raíces y se ha hallado con un islam herido que desconoce la Revolución Francesa y que cuando habla de «democracia» o de «derechos del hombre» no entiende, en absoluto, lo mismo que entendemos nosotros.
Era evidente (con una ligera reflexión sobre estos someros datos históricos y sociológicos) que no habría «primaveras árabes» sino «inviernos islámicos», llevando por bandera la implantación de la sharia, la más rigurosa ley coránica, que es algo (para un occidental) como volver a validar el horror de la Inquisición cristiana. El caso Mursi, en Egipto, y sus durísimas consecuencias, puede ilustrar perfectamente lo que digo…
Mohamed Mursi es elegido democráticamente presidente de Egipto, pero en un año de mandato, va derogando las leyes liberales para imponer el islamismo desde arriba, en ese momento salta la chispa de los no religiosos o con una más abierta visión de la religión. Salvadas las diferencias (que son bastantes), Mursi estaba haciendo quedamente lo que Hitler hizo más brutalmente. Hitler ganó unas elecciones democráticas –Alemania no debiera olvidarlo–, pero en cuanto estuvo en el poder barrió la democracia, a los demócratas y a cuantos no se avinieran con el poder nazi. Mursi aspiraba a dejar fuera de la ley a cuantos no fueran islamistas. Se dijo en Occidente que los Hermanos Musulmanes (a los que pertenece Mursi) eran islamistas moderados. No lo parece. La Hermandad de los Hermanos Musulmanes fue fundada en El Cairo en 1928 por Hasan al Banna. Inicialmente no era un partido político, propiamente hablando, sino una fratría panislamista, cuyo objetivo último era y es el aislamiento de las mujeres y de los no musulmanes de la vida pública y –por último– la implantación de Estados islámicos, es decir, regidos estrictamente por las leyes del Corán.
Dadas estas características, es fácil suponer que en los regímenes dictatoriales pero con influencia de Occidente (a la señora Mubarak la vestía Chanel) los Hermanos Musulmanes han pasado de cierta marginación a la prohibición más drástica. No es equivocado suponer que la Hermandad está en el origen de buena parte del mayor extremismo islámico de nuestros días. Cuando asesinaron al presidente egipcio Sadat –que buscaba la paz con Israel– muchos vieron ya la mano de un grupo que hace 30 años Occidente desconocía. ¿Y sus servicios diplomáticos también? Tal como está el islam actual, resentido y vengador con buena parte de los países occidentales, me parece muy difícil ir más allá de una convivencia con respeto mutuo. No parece el momento de intervenir en ningún país árabe, aunque los occidentales deben sentirse más seguros con el ejército egipcio (o aún turco) que con Mursi o sus confraternales. Pero si nosotros podemos y acaso debemos respetar la opción de cada país –vigilantes– debemos tener absoluto cuidado de que el extremismo islámico no pase de nuestras fronteras más de lo que lo haya hecho ya. No cabe concesión ninguna al islamismo extremo, pues para Europa sería tanto como volver a la Edad Media menos deseable. Cualquier musulmán que quiera entrar en la Unión Europea tiene que saber que si la práctica de la religión (de cualquiera) es libre privadamente, el creyente que fuere tiene que aceptar todas las libertades políticas y morales –emancipación de la mujer, homosexualidad libre– que en este momento caracterizan el mundo occidental, libertades a las que se ha llegado con no pocos sacrificios y por ello mismo aún más irrenunciables. Todo el que no acepte nuestras libertades –como dijo un primer ministro australiano– tiene también «la libertad de irse». No se confunda nada de esto con xenofobia o autoritarismo, puesto que no es sino la defensa clara y explícita de todo lo que se consiguió con la Declaración de los Derechos del Hombre.
Puede y debe preocuparnos la existencia cada vez mayor de un islam intolerante desde Irán a Marruecos, pero debe preocuparnos más que un imam en una mezquita de nuestro territorio (de Ceuta en este caso) y hablando en español condenara a las mujeres que usan perfume porque soliviantan a los hombres. Machismo aparte, una declaración como esa –de la que el clérigo pidió perdón a los no musulmanes– está en flagrante contradicción con nuestros más válidos y esenciales principios. Fuera de la intimidad familiar no debe ser tolerada. Quizá nosotros (que fuimos malos colonizadores en el Medio Oriente y el Norte de África, y de aquellos polvos estos lodos) no tengamos derecho sino defensivo a entrar en las políticas de esos países, aunque no nos gusten. Pero sí tenemos todos los derechos y el deber de defender lo que es nuestro.
Una sociedad racial y culturalmente plural es deseable mientras no toque sino acepte las libertades y pluralidad fundamentales. La Europa que conocemos, la Europa de los Derechos del Hombre es incompatible con la sharia coránica. Por tanto, quien desee ser un musulmán integrista (estilo Hermanos Musulmanes o derivados) no tiene sitio en nuestras sociedades, que distan mucho de ser perfectas, pero que han elegido el camino de la libertad y no el de un dios estricto y severo en el que uno puede, muy lícitamente, no creer. El problema del fundamentalismo islámico bajo ningún punto puede ser minimizado. Y si queremos entender lo que ocurre en Egipto y puede repetirse en otros lugares de la zona, bástenos recordar que hay un rechazo a Occidente –históricamente explicable– y un equivocado afán nacionalista de encontrar las propias raíces en una religión –el Islam– tan respetable como atrasada, especialmente en su lectura integrista. Respeto y máxima alerta. Hasta que todo se vaya aclarando no parece haber mejor solución.

domingo, 25 de agosto de 2013

Es sólo una montaña

Fuente: El Mundo 22/08/2013 MASADÁ. Autor: Salvador Sostres

Es sólo una montaña 

AQUÍ EN la siniestra montaña cada día veo a decididos excursionistas ataviados con toda clase de grotescos ropajes dispuestos a emprender su aventura. Algunos de madrugada, otros a media mañana: intrépidos personajes que salen de sus casas, a pleno sol o bajo la lluvia, haga frío o ese calor que explica el Tercer Mundo y su inevitable atraso. No importan los elementos, no importan las circunstancias. Allí están ellos, orgullosos de su sacrificio, satisfechos de la dificultad de su afición, pletóricos de ánimo, eufóricos, capaces de sobreponerse a cualquier adversidad, felices de poder practicar su actividad equipados como auténticos anormales.
Me pregunto si durante el año acuden estos hombres con la misma determinación a su trabajo. Me pregunto si se sobreponen también a las adversidades para cumplir con su obligación, y si usan los elementos y las dificultades como retos para superarlos o como excusas para evadirse y perjudicar a su empresario, que por culpa de una ley injusta e intolerable no sólo les paga las horas de trabajo sino también las excursiones y los andrajos de sus días de descanso.
Pero más que preguntármelo yo, tendrían ellos que preguntárselo. Tendrían estos obstinados atletas veraniegos que preguntarse si ponen el mismo empeño en su trabajo que en sus excentricidades, si trabajan con la misma pasión con la que escalan, si de verdad creen que, sin resultar útiles al empresario, podrán por mucho tiempo tener ingresos para poder continuar pagándose sus estrambóticos gastos.
Unos días de observación montañesa bastan para comprender que si los españoles se esforzaran tanto en la oficina como haciendo el indio sueltos por el campo, probablemente la primera economía de Europa sería España. Si la capacidad de sacrificio, y el noble espíritu de no detener nunca la marcha que muestran estos caminadores infatigables fuera su actitud también en el trabajo, no habríamos conocido ni la sombra de esta miseria sobre todo moral que nos ha destrozado.
Hay que concentrar la fuerza en un punto e insistir hasta proyectarla. No trates de inventarte culpables, todo depende de ti, de tu empeño, de tu esperanza. La vida comienza a las 6 de la mañana todos los días del año. La crisis no existe, es sólo una montaña.

viernes, 23 de agosto de 2013

Jódete

Ya teníamos constancia de lo indeseable y miserable que puede ser un "político" minundi como Gaspar LLamazares. Su bajeza moral que justifica dictaduras comunistas, aún podía caer mas bajo y como era de esperar llego el día. Y ha sido para hacer escarnio hacia el PP con sus mentiras aprovechándose con su bajeza natural del accidente de circulación de la Delega del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes. Desde luego no menos miserable este tipo que el centenar de trabajadores del Hospital de La Paz de Madrid donde esta ingresada la Delegada, que pedian que fuera trasladada del centro hospitalario publico a uno privado.
¡¡¡Señores trabajadores de La Paz, Cifuentes COMO mínimo tiene el mismo derecho que el resto de los españoles a ser curada en ese centro, y digo como mínimo porque seguramente cotiza y ha cotizado mas que la mayoría de los que se manifiestan!!!

Fuente: El Mundo 22/08/2013 ¡QUIA!. Autor: Arcadi Espada

Jódete

LA DELEGADA Cifuentes tuvo un accidente de moto y el hecho fue espectáculo del día en twitter. (http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/elmundopordentro/) Algún mensaje deseaba su pronta muerte, la mayoría insurgente le dedicaba un animoso jódete y andrajos morales como el político Llamazares o el cómico Pradera aprovechaban su esternón crujido para hacer propaganda. Una de esas tardes, cada vez más frecuentes, en que la jauría despliega su ladrido intimidante, mientras el público prepara la calceta y se apresta a disfrutar del espectáculo; y en que twitter se convierte en una herramienta que permite contemplar el mundo como voluntad y como representación. Obviamente la herramienta no es la responsable de esos sentimientos multitudinarios. Es cierto que twitter no solo exhibe el mal, sino que también lo organiza y alienta; y que algunos de los perros, sin su reclamo, permanecerían callados, y que tal vez macerados en el aburrimiento darían algo noble: el aburrimiento es creativo y twitter un alcohol barato, garrafón. Pero esa responsabilidad intrínseca de la herramienta es marginal respecto de las virtudes de la exhibición de lo que permanecía oculto o restringido. Admito que es difícil aventurar las consecuencias que tenga la exhibición, porque el mundo según twitter es un experimento reciente; pero tiendo a pensar que serán beneficiosas. En primer lugar por mi carácter. Luego por atenerme a un principio elemental: el conocimiento de las cosas es condición inexorable para la mejora de las cosas. Es probable que la prosperidad, la ausencia de guerras, la disminución de todo tipo de violencia hayan diseñado una percepción angélica de nuestros semejantes, tal vez un punto exagerada. Lo cierto es que a pesar de los avances siguen existiendo entre nosotros personas como Gaspar Llamazares y es saludable no olvidarlo. Durante muchos años, una de las cotas de la repugnancia española fue observar la conducta de aquellos que a la vista del cuerpo tiroteado lamentaban las molestias, pero se aprestaban a subrayar el conflicto. La mísera adversativa de nuestra época. La otra tarde comprobamos que para actuar así no es necesario un crimen. Basta el azar de una moto estrellada. Lo que es más alambicadamente inmoral: el crimen y su justificación torcida aún comparten una responsabilidad, mientras que en el aprovechamiento del azar solo hay oportunismo e indigencia.
Es indiscutible que sin twitter nunca habríamos sabido quién es realmente el diputado Llamazares.

martes, 20 de agosto de 2013

Examen de españolismo

Fuente: El Mundo. 19/08/2013 ESPAÑA: LA ESCOPETA NACIONAL. Autor: Carlos Cuesta

Examen de españolismo

Gibraltar se ríe de nosotros. Al igual que lo han hecho Venezuela, Bolivia, Argentina o Ecuador con sus expropiaciones. O como Cuba, con el asesinato del ciudadano español Oswaldo Payá. Y el problema, en boca del socialista López Aguilar, no es nuestra debilidad, sino que el PP aprovecha situaciones como la violación de la soberanía nacional, de los derechos laborales, de la lucha contra el blanqueo y de la protección medioambiental en Gibraltar «para examinar de españolismo».
¿Acaso es que les da miedo ese examen? ¿O es que el españolismo –que según la RAE, no es sino el amor a las cosas características de España o el carácter genuinamente español– provoca urticaria en algunos de nuestros políticos?
Nos hemos acostumbrado de tal forma a aceptar como legítimas opciones políticas cuyo único fin es la violación de la Constitución y la destrucción de la unidad de España que consideramos normal que casi medio arco parlamentario sienta vergüenza de ser español. El PSOE no se atreve a pronunciar el nombre de España en Cataluña. IU esconde bajo una bandera republicana un amasijo de radicalidad que se torna en nacionalismo en cada territorio que aspira a la independencia. ERC plantea la violación de los cauces constitucionales para fraccionar España. ICV asume un «derecho a decidir» que no es sino la plasmación de la mayor de las soberanías: la autodeterminación. PNV, mientras reclama con una mano un cupo aún más rebosante de millones, plantea con la otra su «autogobierno» en el contexto de la UE. CiU retira de sus calles el nombre del país que asiste a Cataluña con un rescate de 28.000 millones y condena a la marginación a quienes defienden la lengua española. BNG emplea su presupuesto para impulsar la campaña nacionalista. Y Amaiur-Bildu-Sortu, cuando dispone de un minuto entre campaña y campaña en favor de presos etarras, expresa su solidaridad a una colonia británica cobijo de blanqueadores y traficantes.
Esa es nuestra debilidad. Y ese el motivo de las afrentas de Gibraltar y de las expropiaciones por populistas. Porque la fragmentación de nuestros partidos en la defensa de los intereses nacionales es la mayor garantía para todos aquellos que desafían nuestra soberanía de que nuestra política exterior no mantendrá su firmeza más allá de uno o dos periodos legislativos.
Por supuesto que es fundamental un examen de españolismo. ¿O es que acaso no aspiran todos esos partidos a gobernar, condicionar o gestionar España?

 

lunes, 5 de agosto de 2013

Al borde de K.O.

Fuente: elmundo.es   5/08/2013 LA LIBERTAD MAS FRÁGIL. Autor: Justino Sinova

Al borde de K.O.

Coincido con dos colegas de El Mundo de papel que han discrepado de la opinión del periódico sobre el pleno en que se sometía a juicio a Mariano Rajoy por las acusaciones del ex tesorero Luis Bárcenas. Esto de circular por fuera de la línea editorial es un síntoma de libertad interna, necesaria para el desempeño profesional aunque no muy frecuente en nuestro oficio, en el que abunda quien reclama libertad de expresión y somete a los demás a sus particulares opiniones. No es extraño que existan muchos más casos de camaleonismo que de esfuerzo por la independencia personal. La autonomía no siempre genera buenos réditos.
         A los aplausos a la intervención de Rajoy que dedican Arcadi Espada ("una obra maestra", edición del día 3, p. 18) y Fernando Sánchez Dragó ("espléndido discurso", día 4, p. 20) añado a modo de reseña deportiva: la anunciada víctima dejó al borde del k.o. a quien se daba por seguro ganador. La sesión parlamentaria se presentaba como un combate con final escrito, en el que la izquierda iba a asestar un hachazo casi definitivo al presidente del Gobierno, cuyos hooligans (se decía, aunque yo no lo sé) tenían más miedo a la lluvia de golpes que el propio contendiente. Pero ocurrió justamente lo contrario.
         La exposición de Rajoy contuvo lo esencial de una comunicación en el momento del acoso: reconocimiento de errores ("me equivoqué, lo lamento, al mantener la confianza en alguien que ahora sabemos que no la merecía", "cometí el error de creer a un falso inocente"), afirmación de gestiones positivas ("pero no cometí el delito de encubrir a un presunto culpable"), negación de las denuncias ("son falsas sus acusaciones, sus medias verdades y las interpretaciones de la media docena de verdades que emplea como cobertura de sus falsedades", "en el PP ni se ha llevado doble contabilidad ni se oculta ningún delito", "yo siempre he declarado todos mis ingresos"), denuncia de un imposible (demostrar que no se ha hecho algo, "la carga de la prueba corresponde a quien acusa"), crítica desde la lógica al clima creado ("al PSOE no le interesan mis explicaciones, sino que venga a la Cámara a dimitir", se aplica la presunción de veracidad a quien acusa y la presunción de culpabilidad al acusado), ofensiva contra su principal denunciante ("usted jamás compareció en esta Cámara para explicar el caso Faisán", que el PP y otros grupos le solicitaron más de 40 veces) y firmeza para no ceder ("ni voy a dimitir ni voy a convocar elecciones legislativas").
         Ese mensaje global lo acompañó con energía gestual y sin titubeos para sorpresa de quienes sostenían en las horas previas que aparecería apagado y medroso, próximo al abatimiento. El primer sorprendido debió de ser Alfredo Pérez Rubalcaba, a quien asestó cinco o seis crochets a la mandíbula que le hicieron tambalear. El líder socialista se presentaba al combate exhibiendo la convicción de que la presa no se le escaparía, aleccionado por el resto de la izquierda y la mayoría mediática que le apuntala.
         Sin embargo, Rubalcaba hizo una de las peores faenas que se le recuerdan. Además de la soberbia de dar por derrotado a su oponente, cometió un error de estrategia, al plantear la amenaza de una moción de censura extravagante (era él quien se examinaría en el Parlamento en un trámite al que podría ni acudir el presidente del Gobierno si quisiera), una temeridad, al dar por confirmado que Rajoy ha mentido, una pifia jurídica, al despreciar el principio de la presunción de inocencia, y una torpeza, al actuar como el albacea de las denuncias no demostradas de Bárcenas.
         Para derrotarlo, el líder popular tuvo a su favor la quiebra de credibilidad de Rubalcaba en su partido, donde es discutido y se le desobedece, y en la sociedad, pues el PSOE sigue perdiendo votos a pesar de la caída pronunciada del PP, que aún se encuentra 5,3 puntos por encima. Sus acciones pasadas le permitieron afearle maneras actuales y aún Rajoy pudo hacer más sangre con bucear más en la memoria: cuando Rubalcaba le reprochó que apoyara a un delincuente (que hasta el momento es "presunto"), Rajoy podría haberle recordado que él sí apoyó no a uno sino a dos delincuentes condenados cuando acompañó con otros dirigentes de su partido a Barrionuevo y a Vera hasta las puertas de la cárcel en la que ingresaron.
         La sesión parlamentaria, aunque ha aliviado al Gobierno y su partido, no ha resuelto definitivamente el problema que les ha causado el "caso Bárcenas". Se anuncian más entregas de la máquina difusora del preso de Soto del Real. Lo que no tiene sentido es que Rajoy, siendo tan buen parlamentario, guarde tanto silencio, haya tardado tanto tiempo en decidirse a replicar. Si ante los episodios que se presuponen se limita a responder otra vez con el silencio, reincidirá en el error. Otro político con menos cualidad argumentativa que él, hablaría todos los días que hiciera falta y trataría de tomar la delantera en el debate, la iniciativa en el combate.

viernes, 2 de agosto de 2013

Elogio de la tiza tabernaria

Fuente: ABC 2/08/2013 EL RECUADRO. Autor: Antonio Burgos

Elogio de la tiza tabernaria

En este fervor inquisitorial de neoconversos por las nuevas tecnologías del Ojanámetro, nos estamos olvidando de las antiguas, sin darle valor a sus reliquias históricas. Llegará el día en que, desplazada la mecanografía por los procesadores de texto, una máquina de escribir Olivetti Lexicon 80 tendrá el mismo valor arqueológico que la Venus de Itálica. Que contaba Romero Murube, a la sazón comisario de Excavaciones Arqueológicas, que cuando se la encontraron, uno de Santiponce le dijo:
-- Don Joaquín, aquí ha aparecido una muñeca de mármol mú grande y en cueros.
Arqueología ya las viejas registradoras de los bares, jubiladas por los sistemas informáticos de la hostelería. En el simpático Colmaíto de Cai de la calle Nazareno, el camarero te toma la comanda con un ordenador de bolsillo y pasa la orden al "¡oído, cocina!" por Bluetooth. Si El Pali levantara la cabeza y viera que en nuestro Postigo del Aceite las medias raciones se piden a la cocina por Bluetooth, se volvía a morir del susto.
Son ya objetos de arqueología el papel de calco; los lápices de tinta cuya punta había que humedecer con saliva; las pizarras y pizarrines colegiales; las estilográficas; las plumillas Cervantes con tintero de porcelana que estaban en el agujero de los pupitres de las bancas de los colegios. Y está en trance de pérdida la gloriosa tiza del camarero, blanca notaría de las lápidas, tratado de Derecho Mercantil del "¿qué se debe aquí, niño?", Indice Nikei de las convidás de los concurdáneos. Vencida y derrotada la tiza, todas las cuentas de las papas muy simpáticas se hacen por ordenador. Ya no hay una tiza en la oreja del montañés que vaya apuntando cada copa de aguardiente sobre el manchado mostrador de "Tatuaje". La tiza histórico-artística con la que don José Manteca, ilustre tabernero del gaditano Corralón de los Carros, tituló sus geniales memorias: "Escrito con tiza". Ahora es un tique de impresora de ordenador el que te ponen bajo un vaso. ¿Avance de las tecnologías? Avance arrasador, que deja atrás un tesoro etnográfico perdido. Fernando Villalón le dice que echa vino, montañés, que lo paga Luis de Vargas, y el montañés del 800 no apunta la cuenta con tiza, sino que le da a Vargas un papelito de impresora, como una multa en el parabrisas del coche.
Hacemos memoria, y no recordamos apenas tabernas donde quede el ábaco mollatoso de la tiza. Igual que publican guías turísticas de tapas, deberían editar catálogos de viejos bares donde la tiza, preservada al modo del lince en Doñana, mostrara toda la perdida grandeza de la aritmética de los ritos tabernarios. Como el recitado de las tapas. La oratoria comercial ha perdido el recitado único de la lista de tapas, a manos de los ordenadores que imprimen una lista muy malage que te dan enfundada en un plástico. Decías "¿qué hay de tapa?" Y te salía en cada camarero un Demóstenes de los fogones, todo manjar con su artículo determinado por delante, aquellos recitativos-fantasía de la ópera curdela de Casa de la Viuda, del Bar Correos, que hasta pedían de fondo mozartiana música de clave:
-- De tapita tenemos el pez espada empanado, la ensaladilla, los chocos fritos, los calamares a la riojana, la sangre encebollada, la carne con tomate, las papas aliñás, el cazón en amarillo...
Ahora preguntas por las tapas y el tío te tira el plástico y, si puede, te pega en toda la cara con él. Deberían establecerse tabernas de interés histórico-artístico, donde te apuntaran la cuenta con tiza en el mostrador y a cada ronda de copas te recitaran nuevamente la lista de las tapas. Quizá sea Casa Manolo el último bar de tiza en la oreja de los dependientes. Cuando el Papa impuso el capelo cardenalicio a Amigo Vallejo, fue a Roma una nutrida representación sevillana. Uno de los actos vaticanos en honor de Su Eminencia se celebró en el Aula Pablo VI. A la entrada de ese auditorio hay un broncíneo busto de Pablo VI, famoso por sus pedazos de orejas. Y alguien de la legacía de Sevilla, al ver el generoso bronce de los dos soplillos papales, exclamó:
-- ¡Ojú, qué dos orejas, ni las que corta El Cid en la Maestranza! Ahí sí que tienen apoyarse bien las tizas de los camareros de Casa Manolo...

jueves, 1 de agosto de 2013

El silencio sospechoso II (o la fabula de escorpión y la rana)

Había una vez una rana sentada en la orilla de un río, cuando se le acercó un escorpión que le dijo: —Amiga rana, necesito cruzar el río. ¿Podrías llevarme en tu espalda?
—No. Si te llevo en mi espalda, me picarás y me matarás.
—No seas tonta —le respondió entonces el escorpión—. Si te picase, me hundiría contigo y me ahogaría.
Ante esta respuesta, la rana accedió.
El escorpión se colocó sobre la espalda de la rana y empezaron a cruzar el río. Cuando habían llegado a la mitad del trayecto, el escorpión picó a la rana. La rana, al sentir picotazo y darse cuenta de que iba a morir, le preguntó al escorpión:
—¿Por qué me has picado, escorpión? ¿No te das cuenta de que tú también vas a morir?
A lo que el escorpión respondió:
Lo siento, rana. Es mi naturaleza, no lo pude evitar.
 ------------------
Como habréis imaginar el escorpión es el PSOE.
Escribía ayer que sospechaba del silencio socialista en el asunto del accidente ferroviario de Santiago de Compostela, e intuía que era para no hacerse daño ellos mismos. Pero como su naturaleza dañina es aún más fuerte que su instinto de conservación "no lo podía evitar".
Y me refiero a la noticia `Polémica en Santiago por las “deficiencias en la atención sanitaria” a los heridos y su desvío a centros privados´ hecha por el PSOE gallego. Como tienen que callar como  puertas sobre el proyecto, realización, trazado y medidas de seguridad del semiAVE de gallego y como es mas fuerte su naturaleza dañina han buscado por esta vía "fallos o deficiencias sanitarias".
http://www.elplural.com/2013/07/31/polemica-en-santiago-por-las-deficiencias-en-la-atencion-sanitaria-a-los-heridos-y-su-desvio-a-centros-privados/
Lo han buscado incluso cuando han sido aplaudidos por todos la gran labor de los voluntarios, bomberos, sanitarios, policías, ..., pero "NO LO PUEDEN EVITAR" ser indeseables y carroñeros buscando réditos políticos en la tragedia ferroviaria.

"La queja trae descrédito"  Baltasar Gracián y Morales (escritor español)