Fuente: El Mundo 27/06/2014 A DISTANCIA Autor: Alfonso Lazo
Izquierda y cristianismo
TOPO CON UN número atrasado de otro periódico donde un profesor de Bioquímica de la Universidad de Granada arremete contra las primeras comuniones. Mejor dicho, contra la costumbre de obligar a los niños a confesarse antes de comulgar, e incluso contra la confesión auricular en sí. Casi estaría de acuerdo con el profesor, si el artículo no fuese una mera percha para un ataque a fondo contra el cristianismo.
El profesor no lo dice, pero por el contexto queda claro que él se ve como persona de izquierdas y progresista, reacio a un «sometimiento acrítico al dogma y la irracionalidad». «El adoctrinamiento catequístico en la parroquia o en la escuela -añade- puede perjudicar la racionalidad y la moralidad de los niños». O sea, privemos a los padres de enseñar valores y creencias a sus hijos. Mas, entonces, quién debería educar. Sólo cabe una respuesta: que el Estado y los pedagogos de servicio fijen la doctrina, la moral y el pensamiento obligatorio desde la infancia. Y, en efecto, así fue siempre entre los regímenes totalitarios. De hecho, la actitud ante el cristianismo es hoy lo único que separa de verdad la izquierda de la derecha. Para la izquierda el cristianismo es un tumor a extirpar. Para la derecha, la religión es un asunto que ni le va ni le viene. Todos los demás distingos son florituras y palabreo, porque como la presente crisis demuestra no hay diferencia alguna entre gobiernos de izquierdas y de derechas.
Hace cosa de una semana, el ex consejero de la Junta Antonio Ávila escribía sobre el significado de ser de izquierdas: «La izquierda representa la razón frente a los dogmas». Me pregunto de qué izquierda estará hablando este buen señor. Pues hay una izquierda que no ha vivido sino de los dogmas. Nada tan dogmático como el marxismo hasta que cayó el muro de Berlín. ¿Cabe algo más escolástico que suponer de izquierdas todo lo bueno, lo inteligente, lo honesto, lo simpático y lo guapo? Puestas las cosas así, salvo a un monstruo genocida, a nadie se le ocurriría ser de derechas. Fuera de la izquierda no hay salvación, dicen los que acusan a la Iglesia de dogmática.
Cuando la izquierda atea habla (y habla continuamente) de los crímenes del cristianismo y de su incompatibilidad con el progreso, la historia comparativa pone en evidencia la mala fe; porque basta recordar los 70 millones de muertos del comunismo, o a los progresistas de los años 20, 30 y 40 del siglo pasado pidiendo la esterilización de 'deficientes e inferiores'. En 1929, Bertrand Russell, icono de los progresistas de la época, reclamaba del Estado la esterilización obligatoria de «idiotas, imbéciles y débiles mentales». Tres conferencias (Londres, 1912; Nueva York, 1927 y Nueva York, 1932) pidieron «la selección de nacimientos y la eliminación de gente inservible».
Crímenes del cristianismo los hubo. Y asimismo hubo una desacralización de la naturaleza, hasta entonces llena de dioses habitantes de fuentes, árboles y cuevas, que hizo posible la ciencia; ateos, llamaban los paganos a los primeros cristianos. Y hubo también una idea de la igualdad ante Dios (incluidos idiotas, tarados y débiles) que hizo posible la Ilustración, la democracia y hasta el socialismo. La Historia, o se cuenta entera o uno se calla.
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