Fuente: El Mundo 8/06/2014 PREGUNTAS Autor: Miguel Ángel Mellado
'El Rey: '¿Queréis saber por qué me voy?'
«Para entenderme tendríais que ver de un tirón la película de mi vida. Sí, sería muy larga, 76 años, casi 40 millones de minutos de metraje. Y habría episodios impublicables, por dolorosos o por subiditos de tono. De todo ha habido. A falta de esa película sobre Don Juan Carlos El Breve, como alguno me bautizó, ¡qué ojo!, hay un film con el que me siento muy identificado. Por cierto, me interesa la cultura más allá de los toros, aunque preferiría perder la corona (para lo que me queda ya) antes que tragarme una película iraní en versión original como les gusta a mi hijo y a Letizia. Como os decía, me veo muy reflejado en Lo que queda del día, The remains of the days, diría la Reina, siempre con el inglés. Salvando las diferencias, claro; yo me jubilo de rey y el protagonista es mayordomo, el fiel y leal Stevens. Tras décadas de entrega en la mansión de Darlington, Anthony Hopkins se hunde, aplastado por la sensación de fracaso. Primero, porque cree haber tirado su vida por la borda del deber, sin que los señores valoren suficiente su lealtad y entrega. Un segundo aspecto deprime a Stevens: pese a sus años, se enamora perdidamente de una mujer más joven que él, Kenton (Emma Thompson). Renuncia al amor de su musa rubia para permanecer en su puesto de trabajo. Como yo, pero ya hablaré más adelante de mis amores. Ahora lo que toca, como diría Aznar... Por cierto, Aznar el desaparecido, ¿dónde se ha metido en estos días tan importantes para la Corona y para España? ¡Lo mismo da que Felipe González, incluso que Zapatero! ...Toca explicar por qué me voy ahora. De nuevo se especula con que tengo cáncer. ¡Ya estamos con el traje de pino! Que si estoy hinchado, que si repetí mi discurso del lunes ante las cámaras al confundirme y al echarme a llorar... ¿Quién no se habría emocionado tras 39 años de rey o incluso por haber estado al frente de cualquier negocio? ¿Hace falta estar enfermo de cáncer? Dicen que me voy por no querer comerme el marrón de Cataluña, antes de que se conozca la sentencia de mi hija y Urdangarin... ¡Ay Iñaki, mi yerno preferido! Pobre Marichalar del que me quejaba a mis amigos por robarme cartuchos. Hay robos y robos. También dicen que recibí una insinuación desde el Gobierno para irme antes de que todo empeore... Todo es cierto y no del todo. Lo que me aparta del trono es la Historia. Me explico. Sabino repetía una frase que permanecía en mi subconsciente y se activó tras la noche electoral del 25 de mayo. «No existe presente ni futuro, sólo existe el pasado; la Historia se repite». No quiero que pese sobre mi conciencia un átomo de duda de si, apartándome, pude evitar el sino de la Historia. Sí, en mi adiós pensé en el endiablado calendario político: la elección del líder del PSOE en julio, referéndum en Cataluña en noviembre, elecciones municipales y autonómicas en mayo de 2015...
LA REPÚBLICA. Si sumamos el 8% de los votos de Podemos, más el 10% de IU, más los de los nacionalistas, y no digamos Esquerra, resulta que el 25-M más del 25% de los votantes hizo guiños a la república. Y como la memoria no me falla, mi abuelo Alfonso XIII perdió la corona tras unos comicios municipales, los del 12 de abril de 1931. Los conspiradores por la República convirtieron aquellas elecciones en plebiscito para la Monarquía. Y pasó lo que pasó. Lo que comenzó como el Pacto de San Sebastián en agosto de 1930, aquel podemos, se fue alimentando y sumando apoyos de partidos y de intelectuales como Ortega o Marañón. Los nacionalistas catalanes se apuntaron. Así se puso en marcha, antes de las municipales del 12 de abril, la idea de unas Cortes constituyentes a las que se llegaría al caer la Monarquía y que apoyarían la aprobación de «un estatuto redactado libremente por Cataluña para regular la vida regional y sus relaciones con el Estado español». El fervor republicano creció y acabó en el resultado plebiscitario de abril del 31. Yo, Don Juan Carlos, ni tengo fuerzas ni ilusión ni egoísmo para seguir, y menos si pienso que mi persona podría servir de pretexto para alimentar el republicanismo, como sucedió con Alfonso XIII. Como leí, porque yo también leo, en Historia del poder político en España, de José Luis Villacañas, publicado hace unas semanas, a finales de 1930 y principios del 31, todo condujo a vender que «la Monarquía no podía regir el Estado, representar a la nación, ordenar la sociedad». Ante este hecho se exigían responsabilidades históricas y se denunció el provecho ilícito, el despilfarro escandaloso y la corrupción económica, de la que no escapaba el Monarca. ¿Les suena a algo todo esto? Sucedió hace 84 años. Ni yo soy mi abuelo ni quiero que Felipe corra la suerte de mi padre, don Juan, que se quedó sin corona antes de tenerla. Por todo esto, el lunes dije adiós.
EL DISCURSO. Me hace ilusión que Felipe sea coronado el 19 de junio. Su primer día entero como rey coincidirá con el aniversario de don Juan, que nació un 20 de junio. Nadie reparó en ello. Don Felipe tendrá más tiempo para preparar su discurso que el que yo tuve para hacer el mío del lunes. Todo se precipitó. ¡Hasta en mi carta de renuncia al Gobierno, 34 palabras, había erratas! No es cierto que tomara la decisión de abdicar en enero. Me lo he planteado desde 2010, por mi Corinna, mi camarera. Así como Stevens pensó dejar el palacio de Darlington por Kenton. Lo hablé con mis amigos más íntimos. Sí, divorciarme. Empezar una nueva vida con Corinna. No me atreví. Me decían que estaba conmigo por ser el Rey y que si dejaba de serlo... Me advertían:no tires tu reinado como un adolescente. Inválido, fue a partir del 25-M cuando me decidí. Si fuera Felipe, en su discurso iría más allá de «la España unida y diversa» ante el problema nacionalista. Yo dije esto al ser coronado el 22 de noviembre de 1975. Y ha llovido. Tiene que arriesgar como yo con la legalización del PCE. Oí una frase que utilizaría si fuera mi hijo: «Cuando te echen en cara que eres un inexperto recuerda que un amateur construyó el arca de Noé y un experto el Titanic». Como veo que me estoy quedando sin sitio, qué mal suena; mejor, sin espacio, quiero hablar de las mujeres de mi vida, al menos de las más conocidas.
LAS MUJERES. ¡Qué exageración la del Daily Mail: decir que he tenido 1.500 amantes! Doña Sofía ha sido una excelente reina. Luchó por nuestro matrimonio como una heroína griega. Una vez le preguntó a Sabino: «Dime si es siempre con la misma en diferentes sitios o es que está con varias». La reina, sobre todo ella, como yo antepusimos obligación a sentimientos. El 14 cumplimos 52 años oficialmente unidos. Con Corinna hablé del divorcio. ¿Tiene sentido ahora? Se me ha asociado a varias mujeres. No es cierto que destituyera a un jefe gallardo de la Casa Real porque me lo pidió la balear. Se ha escrito sobre una bárbara vedette más de la cuenta. El grifo oficial se le cortó a mediados de 2000 y ya no hay de donde sacar. Mi debilidad han sido mis hijas. No les faltó nada. Quizás dedicación por mi parte. La obsesión de Elena por la equitación me costó miles de francos en caballos y profesores: Chantilly, Malta da Costa... Con Cristina, igual, en Nueva York, con transferencias al Manufacturer Hanover. Letizia no debería tener quejas. En mi despedida le dediqué 14 palabras, como a la reina. Es buena madre, conoce de qué va esto y controlará la imagen de las infantas. Mi consejo, que las niñas no aparezcan. No está el país de humor monárquico. Que retrasen cuanto más mejor la ceremonia de Princesa de Asturias. No es verdad que haya dicho a Letizia «por qué no te callas», aunque sí «deja hablar a los demás». Sobre Corinna se ha publicado todo. El último amor de vida. ¿Que qué pasará ahora? ¿Dónde viviré? ¿Se irá la reina a Marivent, como siempre quiso, con Irene, para mirar el Mediterráneo que bañó los infantiles sueños? ¿Me quedaré en Madrid, solo en Zarzuela o me iré a Mónaco si salud y amor me acompañan...?».
(Soliloquio del Rey construido con datos reales, muchos inéditos. Una vida real y divina, varada como el personaje de la Divina Comedia que dice: «No hay mayor dolor en el infortunio que recordar el tiempo feliz»).
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