Fuente: El Diario de Sevilla 6/06/2014 LA CIUDAD Y LOS DÍAS Autor: Carlos Colón
Intransigencia antirrociera
ES curioso lo de los sofocones que se toman los enemigos de la Semana
Santa o del Rocío con estas fiestas que, en pura lógica democrática,
interesan, apasionan o emocionan a miles de sevillanos y andaluces.
Recuérdese la feliz multitud que acompañó a la Macarena durante 24
horas. Nunca he visto tanto pueblo llenando tantas calles durante tanto
tiempo.
Pero más curioso aún es su interés masoquista por leer
las informaciones sobre estas fiestas que tanto les irritan. Supongo que
se creen en el deber cívico y progresista de informarse sobre tan
tremendos frenos al progreso de los andaluces (porque todos sabemos que
si la Semana Santa y el Rocío desaparecieran esto sería la Atenas del
siglo V, el Londres del XIX, el París de 1900 o el Nueva York de los
años 50: el faro de la inteligencia y la creatividad mundial) para
después escribir sus comentarios despectivos y con frecuencia
insultantes.
No suelo leerlos, la verdad. Pero a veces me pica
la curiosidad. A lo peor, como ellos, tengo un fondo masoquista. Leo:
"Maleducados rocieros.", "bárbaros.", "a ponerse ciegos de todo.", "yo
rezo a la Blanca Paloma para que les explote un cohete en la cara.",
"borracheras cuando se supone que la fiesta es religiosa.", "Andalucía
no profunda, sino subterránea.", "una marcha de rancios señoritos de
patilla y gomina, una marcha de vergüenza y alcohol.".
Leyéndolos
recordaba el maravilloso artículo escrito por Manuel Chaves Nogales
(por el laicista Chaves Nogales, por el republicano Chaves Nogales, por
el antifranquista Chaves Nogales) sobre la salida del Rocío de Triana en
el crítico junio de 1936. Creo oportuno recordarlo: "Dando de lado a
las luchas políticas y sociales, olvidando por un momento la honda
división que hoy separa a unos españoles de otros, la gente de los
pueblos, toda la gente, los 'bolcheviques' como los 'cavernícolas',
acuden complacidos al paso de los romeros para verlos desfilar... Hay un
grito unánime: '¡Viva la Blanca Paloma!'. Algún beato intransigente
protesta contra el paganismo que rezuma el festejo y contra la falta de
auténtica religiosidad de los romeros. Algún beato del otro lado -que
también en el otro lado hay beatería- les señala rencorosamente con el
dedo, llamándoles 'fascistas'.
Pero a despecho de unos y otros,
la gallarda comitiva surca jubilosa los campos de Andalucía envuelta en
la simpatía popular". 78 años después los "beatos intransigentes" siguen
sin enterarse.
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