Fuente: ABC 25/11/2013 EL RECUADRO Autor: Antonio Burgos
Socialistísima
En el habla cotidiana hay modas. Sí, hay unos
escaparates de Zara del lenguaje popular, a los que llegan tendencias
que se imponen rápidamente. Hubo un tiempo en que todo el mundo decía "a
nivel de". Si las bombillas de una calle estaban fundidas, los vecinos
se quejaban al alcalde diciendo que había "mucha oscuridad a nivel de
barrio". Todo era "a nivel de". Ahora la moda es "lo siguiente". Igual
que están desapareciendo los tiempos de futuro en los verbos y siendo
sustituidos por el "vamos a" ("voy a salir" por "saldré" y "voy de
decir" por "diré"), también están quedando arcaicos los adjetivos
superlativos. Ya no se dice de una señora que es "guapísima", no. Ahora
se dice: "Guapa, no, lo siguiente". Ni de un tío que es "pesadísimo".
Es: "Pesado, no, lo siguiente".
Aunque no me gustan estas agresiones al
español llamadas modas del lenguaje, recurro a este Zara de la moda para
comentar la entronización de Susana Díaz no sólo en Andalucía, sino en
España entera. Esta va para La Moncloa que escarba... Habrán visto los
telediarios abriendo con Susana Díaz, los suplementos dominicales con la
presidenta a toda pastilla, en plan "esta es su vida"; hasta con foto
de niña cuando su padre la llevaba "al Parque de las palomas", o cuando
se casó ante la Esperanza de Triana, que tampoco elige mal sitio para el
sacramento del matrimonio la señora, que se proclama creyente.
Según el pintor Ricardo Suárez, a quien
la crítica política se le da casi tan bien como los pinceles, la
entronización nacional de Susana Díaz en Granada es altamente simbólica.
Con la Toma de Granada concluyeron los Reyes Católicos la Reconquista y
con la Toma de Granada ha empezado la toma del frasco de la reconquista
de España por parte del mismo PSOE que con Zapatero nos llevó a la
ruina y con Griñán a la conversión de Andalucía en la Tierra del
Mangazo, ora de los ERE, ora sindical. En Granada han cantado "que le
quiten el tapón al botellón", debiendo entenderse por tapón los últimos
recuelos y zurrapas de la Foto de la Tortilla que quedaban en el PSOE.
La generación de Chaves y Griñán despertó como equipo de viejas glorias
la noche que durmió en Granada para asistir a la solemne proclamación de
la Susanidad, del Susanismo, del Susanato.
Y aquí es donde viene al pelo el uso del
lenguaje de moda. ¿Cómo ha sido posible todo esto? ¿Quién ha sido el
guionista de esta película, que alerto al PP que deben contemplar como
una cinta de terror para ellos, que todavía ni siquiera tienen candidato
a la Junta, porque el dedo dictatorial de Rajoy está remolón? Sé por
qué ha sido posible todo esto. No sé si ella es la guionista, o si la
hoja de ruta, como ahora se dice, se la ha diseñado alguien, aunque no
quiero ni pensar que el PSOE tenga su Arriola, con uno ya tenemos
bastante. Pero esta irresistible ascensión ha sido posible porque Susana
Díaz es... socialista, no, lo siguiente: socialistísima. En menos de
horas veinticuatro, que decía Lope de Vega, se ha presentado como si no
tuviera nada que ver con el Zapatero que llevó a España a la ruina, ni
con el Griñán que empendoló la trama de los ERE. Ha sido tan lista que
se ha presentado como un borrón y cuenta nueva. Como si no fuera la
sucesora de Griñán, la que tiene el poder de la Junta gracias a las
bombonas de butano que le lleva Valderas, porque no ganaron el gas
ciudad de la mayoría absoluta. Pero ha reconocido que ellos son los
ganadores que perdieron las elecciones que ganó el perdedor Arenas.
Puede ser a la larga la sección femenina de Zapatero: un espanto. Pero
de momento es la sección femenina de Bono: el arte del birlibirloque,
del similiquitruqui que decía Manolo Ramírez, del trile político. ¿Es
mérito de ella, o resulta que todo esto lo da Triana? Qué arte, hija...
Lo suyo, doña Susana, es de arte: Triana pura. Sin que yo entregue la
cuchara de arrear estopa al poder, reconozco que esta señora no es
socialista, sino lo siguiente: socialistísima. Al paso que va, hasta le
puede quitar votos al PP. Al fin y al cabo, en Triana el embuste es una
de las Bellas Artes, ¿verdad, Ángel Vela?
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