Fuente: El Mundo 11/10/2013 LA CRUZ DEL SUR. Autor: José Antonio Gómez Marín
El terror
El tristemente célebre subcomisario Amedo ha escrito un libro
que se titula “Cal viva”. Un ajuste de cuentas desvergonzado presentado
en una televisión ante de varios periodistas como parte de su
“promoción” editorial. Daba horror asistir a esa exhumación del crimen
de Estado en boca de un asesino a sueldo que no tiene nada que perder y
mucho que ganar, asistir a la exhibición de los cadáveres y escuchar que
“los políticos” eran quienes “pagaban” los crímenes y los mercenarios
quienes los cobraban como si fueran piezas de una montería. No necesitó
mucho esfuerzo Amedo en involucrar a González –como ya hiciera Garzón en
su día—como el artífice máximo de una trama terrorista cuya existencia,
según allí se dijo, conocía el Rey. Amedo explicó la mecánica de
aquella trama: los políticos encargaban a unos mercenarios (él entre
ellos) el asesinato de etarras por cuyos cadáveres se pagaban millones,
pero, ojo, sin admitir fallos: a uno que se quejaba de no haberlos
“cobrado”, le replicó Amedo con su argumento miserable: sólo se pagaba
“sobre” cadáver; los supervivientes, no contaban. No recuerdo mayor
exhibición de inmoralidad política y me estremezco todavía ante un
hecho: la naturalidad con que ha podido llegar a hablarse de la cacería.
¿Cómo hemos podido olvidar esos años de plomo, cómo González se las ha
averiguado para pasar indemne entre la balacera dialéctica, cómo la
democracia ha podido aceptar que sus máximos responsables pagaran con
unos míseros meses de cárcel antes de entrar en la cual fueron
despedidos como héroes por el PSOE en peso con el ex-presidente del
Gobierno a la cabeza? Dinero negro, maletines, fondos de reptiles,
chivatos, documentaciones falsas, armas ilegales…, todo ese repertorio
mafioso pudo verse en la pequeña pantalla. Como si tal.
¿Y se quejan de la Transición, hay quien le pone pegas a su desarrollo y aboga por una nueva, como si aquí no hubiera pasado nada, como si el Estado no hubiera funcionado durante años como un sindicato del crimen desde la cúspide a la base? Amedo es un resumen del cinismo nacional, de esa opinión masiva que justifica la barbarie de Estado aunque critique su chapucería. Pero no sólo Amedo. En nuestra crónica han pervivido asesinos y ladrones amnistiados por la desmemoria. Amedo, por lo menos, lo canta claro. Mi asco de la otra noche iba tanto por él como por ellos, que algunos creíamos, ay, que eran “los nuestros”…
¿Y se quejan de la Transición, hay quien le pone pegas a su desarrollo y aboga por una nueva, como si aquí no hubiera pasado nada, como si el Estado no hubiera funcionado durante años como un sindicato del crimen desde la cúspide a la base? Amedo es un resumen del cinismo nacional, de esa opinión masiva que justifica la barbarie de Estado aunque critique su chapucería. Pero no sólo Amedo. En nuestra crónica han pervivido asesinos y ladrones amnistiados por la desmemoria. Amedo, por lo menos, lo canta claro. Mi asco de la otra noche iba tanto por él como por ellos, que algunos creíamos, ay, que eran “los nuestros”…
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