Como casi siempre, ¡¡¡genial don Antonio!!!
Fuente: ABC 14/04/2014 EL RECUADRO Autor: Antonio Burgos
Gorrones de Semana Santa
Recordarán que estudiamos aquí, como en un tratado de
Zoología sobre la fauna sevillana, la especie local del Gorrón de Feria
(Gorronis Casetae Vulgaris), al que le gustan los langostinos gratis
más que a la UGT, que ya es decir; el que en todas las casetas entra por
la cara; el que se cuela sin ser invitado. Llevo en los últimos años
comprobado que, en la eterna ley de los Duales Sevillanos, no sólo
existe el Gorrón de Feria sino que, frente a él, está el Gorrón de
Semana Santa. Los hay; lo que pasa es que en Semana Santa dan menos el
cante (ni por saeta) que los de Feria.
Como ocurre con el de Feria, el
Gorrón de Semana Santa tiene muchas variedades. De todas, el más
conocido es el Gorrón de Balcón. En sus dos variantes: el Gorrón de
Balcón de Carrera Oficial y el Gorrón de Balcón de Entrada o de Salida.
Vayamos por partes. Hay balcones que, de hecho, son como una caseta de
Feria, donde los dueños de la casa o del comercio o empresa que los abre
para sus invitados ponen gloria bendita en el interior: copeo, tapeo,
torrijas a caño libre, pestiños y otras delicias de la gastronomía
sevillana de la fiesta religiosa. Balcones con catering de Miguel Ángel o
de La Raza incluso. Y ni te cuento los balcones de Robles en la calle
Placentines que cada año alquila Miguel Gallego para invitar a sus
amistades como la versión cofradiera de su potaje previo a la Feria...
El Gorrón de Balcón de Carrera
Oficial se orienta perfectamente. Sabe por el amigo de un primo del
cuñado de uno que está invitado que en aquel balcón no sólo se ven cara a
cara los rostros de la Dolorosas, sino que te pones púo de comer y de
beber. Quizá se hayan colado ya antes, cuando una tarde, a ese amigo del
primo de un cuñado, el dueño del balcón se le ocurrió decirle:
-- Que no dejes de venir a ver las cofradías a mi balcón, ¿eh? Y vente con quien tú quieras.
Con treinta se presentan algunos.
Parte de los cuales se aprenden el camino y vuelven, cómo que si
vuelven. Sobre todo en la Madrugada. El Gorrón de Balcón de la Carrera
Oficial cuando hace su agosto es en marzo o en abril, en la Madrugada. Y
no cuando pasa El Calvario, sino con El Gran Poder y con las dos
Esperanzas. Se presenta cuando ya hay gente y está pasando El Silencio.
Le dice al que cuide la puerta, muy serio:
-- Buenas noches: he quedado arriba con Don José María...
Y le franquean el paso. Y a los pocos
momentos, ¿saben ustedes dónde está el Gorrón? Pues en el mejor sitio
del mejor balcón de la casa o del local comercial. Sobre todo si es en
La Campana. Le concedo un gran mérito a los saeteros que cantan en La
Campana. No por su arte flamenco solamente, sino porque, más que con el
relente y con el temple de sus gargantas, tienen que luchar contra los
Gorrones de Balcón para poder encontrar un sitito, una esquinita, donde
asomarse y agarrarse a los hierros para su ayayay. Se hizo famosa en la
Madrugada pasada la antológica saeta de Manuel Cuevas, ¿no? Pues esa
saeta no tiene mérito si la comparamos con el que tuvo Cuevas a efectos
de ubicación: lograr un sitio en el balcón tras echar a dos docenas y
media de gorrones a los que no conocía nadie de la casa, pero que los
tíos estaban apalancados en los mejores lugares, tras haberse comido las
mejores torrijas y bebido los mejores güisquis.
Luego está el Gorrón de Balcón de
Entrada o Salida de una hermandad, que es, digamos, la variedad
"monocofradía" del Gorrón de Balcón en la Carrera Oficial. Gorrones de
Entradas y Salidas que incluso los sacan en la televisión. Pero
mantendré la incógnita, mis queridos alumnos de Zoología Cofradiera
Sevilla, pues esa modalidad habremos de explicarla en la clase de
mañana. Martes Santo, como el anís de Higuera de la Sierra que daban el
otro día gratis total en la calle Francos. Que ustedes gañoteen todos
los balcones que puedan esta tarde y esta noche para ver las del Lunes
Santo. Creo que hay un balcón para ver entrar El Museo que es divino. Y
dan copas. Al que mañana me demuestre que se coló allí de Gorrón, le doy
matrícula de honor directamente.
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