Fuente: El Mundo. 19/08/2013 ESPAÑA: LA ESCOPETA NACIONAL. Autor: Carlos Cuesta
Examen de españolismo
Gibraltar se ríe de nosotros. Al igual que lo han hecho Venezuela,
Bolivia, Argentina o Ecuador con sus expropiaciones. O como Cuba, con el
asesinato del ciudadano español Oswaldo Payá. Y el problema, en boca
del socialista López Aguilar, no es nuestra debilidad, sino que el PP
aprovecha situaciones como la violación de la soberanía nacional, de los
derechos laborales, de la lucha contra el blanqueo y de la protección
medioambiental en Gibraltar «para examinar de españolismo».
¿Acaso
es que les da miedo ese examen? ¿O es que el españolismo –que según la
RAE, no es sino el amor a las cosas características de España o el
carácter genuinamente español– provoca urticaria en algunos de nuestros
políticos?
Nos hemos acostumbrado de tal forma a aceptar como
legítimas opciones políticas cuyo único fin es la violación de la
Constitución y la destrucción de la unidad de España que consideramos
normal que casi medio arco parlamentario sienta vergüenza de ser
español. El PSOE no se atreve a pronunciar el nombre de España en
Cataluña. IU esconde bajo una bandera republicana un amasijo de
radicalidad que se torna en nacionalismo en cada territorio que aspira a
la independencia. ERC plantea la violación de los cauces
constitucionales para fraccionar España. ICV asume un «derecho a
decidir» que no es sino la plasmación de la mayor de las soberanías: la
autodeterminación. PNV, mientras reclama con una mano un cupo aún más
rebosante de millones, plantea con la otra su «autogobierno» en el
contexto de la UE. CiU retira de sus calles el nombre del país que
asiste a Cataluña con un rescate de 28.000 millones y condena a la
marginación a quienes defienden la lengua española. BNG emplea su
presupuesto para impulsar la campaña nacionalista. Y Amaiur-Bildu-Sortu,
cuando dispone de un minuto entre campaña y campaña en favor de presos
etarras, expresa su solidaridad a una colonia británica cobijo de
blanqueadores y traficantes.
Esa es nuestra debilidad. Y ese el
motivo de las afrentas de Gibraltar y de las expropiaciones por
populistas. Porque la fragmentación de nuestros partidos en la defensa
de los intereses nacionales es la mayor garantía para todos aquellos que
desafían nuestra soberanía de que nuestra política exterior no
mantendrá su firmeza más allá de uno o dos periodos legislativos.
Por
supuesto que es fundamental un examen de españolismo. ¿O es que acaso
no aspiran todos esos partidos a gobernar, condicionar o gestionar
España?
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