Fuente: El Mundo. 26 junio 2013 GUANTÁNAMO - Autor: Salvador Sostres
CARIDAD, CARIDAD
La más alta fantasía de la izquierda, y la más trágica, es la
igualdad. El igualitarismo ha sido el primer causante de muerte y hambre
de la Historia de la Humanidad. Su eufemismo es ahora la igualdad de
oportunidades, otro delirio.
Ni somos iguales ni es posible que todos tengamos las mismas
oportunidades. La Humanidad no consiste en la igualdad sino en la
diferencia, y el alma libre nunca es gregaria ni comparativa; no opera
bajo ningún concepto de este modo tan siniestro. Somos espíritus
competitivos y tenemos que aprovechar las oportunidades que se nos
presenten.
Todo el mundo tiene que ser igual ante la ley, y en la medida de lo
que podamos vamos a ayudar a los más necesitados. No porque tengan
"derechos", ya que lo único que tenemos son deberes. Les vamos a ayudar
porque les queremos, porque Dios es amor, Deus caritas est. Ese
"caritas" en que caridad y amor son un mismo significado.
Les vamos a ayudar porque después de habernos esforzado mucho, y de
haber trabajado mucho, y de haber obtenido nuestros beneficios,
estaremos en condiciones de poder hacerlo. No es la propaganda
socialdemócrata ni los supuestos "derechos adquiridos" lo que hace que
podamos mantener una Sanidad y una Enseñanza gratuitas. Es lo mucho que
algunos hemos trabajado y el dinero que algunos hemos ganado y que
estamos dispuestos a compartir porque somos realmente buena gente y
creemos en la ternura como la metáfora de la solución universal.
No son los sindicatos los que van a sacarte de este apuro, sino los
empresarios con parte de su beneficio y con sus puestos de trabajo. No
son los liberados sindicales los que te van a dar de cenar esta noche
sino las monjas con su increíble amor y con el dinero que los de siempre
les hemos dado para que puedan ayudarte.
Por lo tanto, el agradecimiento sería una actitud mucho más razonable
que tu queja. La verdadera justicia social es que los que se benefician
del dinero de los demás aprovechen su oportunidad y den las gracias por
la inmensa generosidad que les ha permitido salir del agujero. Nada hay
más truculento que la arrogancia del subvencionado.
Hay una jerarquía y que temporalmente no estés en el lado agradable
de la balanza no puede convertirte en un inadaptado ni en un energúmeno
colapsado de resentimiento social. Todo lo contrario: tiene que servirte
de estímulo para poder cambiar pronto de lado y que así puedas
devolverle a la Humanidad lo que la Humanidad ha invertido en ti. Ser
agradecido es la primera virtud y vivir es tratar de borrar las huellas
del pecado original.
Unos lo tendrán más difícil porque son pobres, otros por sus
complejos e inseguridades; unos tendrán que superar persecuciones
políticas y otros emocionales. Están las barriadas y están los hijos de
padres separados. Están los fantasmas que no existen y los defectos
físicos que todo el mundo ve. A cada cual le tocan sus cartas y hay que
luchar hasta el final. Las normas, eso sí. tienen que ser iguales para
todos. Vivir es crecer en la superación de tu dificultad y si podemos te
vamos a ayudar.
Pero cuídate de ayudarte tú el que más, de hacer tu parte del
recorrido lo mejor que puedas y con la menor ayuda posible. Si aprendes a
competir desde el principio, más pronto que tarde dejará de parecerte
que eres una víctima. Si practicas mucho más el agradecimiento que la
queja y tomas conciencia de lo mucho que los demás hacen por ti, serás
mejor persona y más feliz, y estarás en mejor disposición de aprovechar
cada oportunidad.
La igualdad es un delirio de la izquierda. El igualitarismo ha sido
la peor pesadilla del hombre libre. Somos diferentes, somos competitivos
y no todo el mundo puede hacerlo todo. Los que más derechos reivindican
son los que más solo te acaban dejando cuando necesitas algo. Tú crees
que la caridad es humillante pero el mundo no funciona por lo que hacen
los sindicatos sino porque cualquier empresario es más generoso y
bondadoso que cualquier régimen igualitario y porque la auténtica
derecha, que es la conservadora, cree como Jesús que tenemos que
querernos los unos a los otros, que amor y caridad son un mismo
significado y que la avaricia es un pecado.
Todo lo demás es la miseria y el atraso que los sistemas socialistas dejan tras su terrible paso.
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