El escritor francés Francisque de La Rochefoucauld, que por nacimiento era aristócrata en una de sus máximas decía: "La clemencia de los príncipes a menudo no es más que política para ganarse el afecto de los pueblos", es eso lo que pretenden los millonarios franceses que en esta semana han pedido al Gobierno francés que le suban los impuestos, aduciendo que ellos son unos beneficiados de la sociedad y que deberían contribuir más en estos tiempos de crisis económica. Lo que es una obviedad.
Inmediatamente las "alabanzas" del pueblo, políticos y periodistas sobre la "generosidad" de estos millonarios no se ha hecho esperar, por supuestos el Gobierno francés ha subido el impuesto o como ellos lo llaman "contribución excepcional" sobre las rentas mas altas.
Todo esto seria de aplaudir si no fuera por un pequeño matiz; en Francia como en ningún país a nadie (incluidos millonarios) se le impide dar todo el dinero que quieran por voluntad propia al Estado sin que medie impuesto, tasa, etc., alguno.
Lo de los millonarios franceses viene a cuento después de que hace 10 o 12 días el multimillonario (tercer hombre mas rico del mundo) estadounidense Warren Buffet pidiera en su país que el Gobierno de Obama >>dejara de mimar a los ricos<< y acabara con las extraordinarias exenciones de impuestos para ellos.
A mi personalmente soy de los que pienso que cada ciudadano tiene que contribuir en porcentajes según su nivel de renta al sostenimiento del Estado, todo ello sin demagogias baratas, sean de "indignados" y afines o de millonarios, lo que si se debe hacer por parte del Estado es controlar de verdad las rentas personales y los beneficios de las empresas para que nadie defraude.
La vigilancia y control de la llamada economía "sumergida" es decir los defraudadores al Erario Público sean personas o empresas es fundamental para que la presión fiscal no aumente a las empresas y personas honradas y al mismo tiempo terminar con la competencia desleal que sufren principalmente los autónomos y pequeñas empresas, los grandes creadores de empleo en España.
La vigilancia y control de la llamada economía "sumergida" es decir los defraudadores al Erario Público sean personas o empresas es fundamental para que la presión fiscal no aumente a las empresas y personas honradas y al mismo tiempo terminar con la competencia desleal que sufren principalmente los autónomos y pequeñas empresas, los grandes creadores de empleo en España.
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